Escuela de Atenas

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lunes, 14 de octubre de 2013

ARISTÓTELES: ANTROPOLOGÍA y GNOSEOLOGÍA



a)     El ser humano según Aristóteles. 

File:Da Vinci Vitruve Luc Viatour.jpgVeamos ahora cómo a partir de los principios metafísicos que hemos analizado Aristóteles concibe a los seres vivos  y, en concreto, al ser vivo humano (anthropos). Aristóteles considera que todo ser vivo es un organismo completo, una sustancia. La sustancia viva es la unión, al igual que pensaba Platón, de cuerpo y alma. Sí, pero según Aristóteles todos los seres vivos poseen alma (psique). No sólo el hombre. El alma es la forma (esencia) del cuerpo, pero no de cualquier cuerpo, sino de un cuerpo organizado, un organismo estructurado y vivo. (Por eso, considera Aristóteles que la doctrina la reencarnación de las almas es un absurdo: el alma no puede ser forma de cualquier cuerpo). Como forma, el alma es el principio más radical de toda la actividad del ser vivo. El alma no es nada distinto de las funciones  o capacidades del organismo. ¿Y cuáles son estas funciones propias del alma? 

·        Alma vegetativa: en los seres vivos más sencillos de todos, los vegetales, el alma hace que cumplan las funciones vitales elementales y nada más: se alimentan, crecen y se reproducen. Estos seres vivos tienen tan sólo lo que se llama alma vegetativa.

·        Alma sensitiva: en los seres más complejos, los animales, el alma es, además del principio de movimiento local, la capacidad de percibir y de apetecer. Todo animal siente (percibe) y desea.

·        Alma racional: en los seres más complejos de todos, los seres humanos, sino también el alma racional. Los hombres, además de poseer alma vegetativa y alma sensitiva, posee esta suprema capacidad, por la cual el conocimiento y los deseos son distintos de los conocimientos y deseos de un animal. 

Analicemos ahora estas dos grandes facultades del ser humano: la facultad de conocer  y la facultad de desear (volitiva). Veamos la teoría del conocimiento de Aristóteles y su teoría de la acción humana. 

b)     Aristóteles: análisis de la facultad de conocer (Gnoseología).

La concepción aristotélica del conocimiento responde, asimismo, a su metafísica. El alma individual, que no ha preexistido en el Mundo de las Ideas, tal y como pensaba Platón, viene a este mundo limpio de todo conocimiento, es pura potencia que ha de ser actualizada (tabula rasa).

El conocimiento se inicia a través de los sentidos; quien esté privado de sentidos no puede adquirir una vida psíquica. Este tipo de conocimiento sensible es el conocimiento que tienen los animales. Los animales ven, oyen, pueden sentir, es decir perciben, pero no “comprenden” la realidad.

Sin embargo, el conocimiento humano, el conocimiento intelectual, aunque parta del conocimiento sensible, es algo superior y distinto, algo que no posee el animal. Conocer es inteligir, captar, entender, "leer dentro del objeto"; es decir, poder penetrar en el interior del objeto e iluminar en él su forma o esencia. De este modo, en el Entendimiento (en la mente) se logra una reproducción de la esencia, reproducción que Aristóteles llama concepto. Esta capacidad del Entendimiento puede compararse con la función que en los cuerpos ejercen los rayos X. Conocer no es sino iluminar en el interior del objeto y descubrir una realidad profunda y esencial que no es accesible a los sentidos. Gracias a esta facultad el hombre puede superar la esfera de las cosas concretas individuales (ámbito en el que se mueven los animales) y penetrar en un mundo inteligible de sus esencias universales, mundo que le permite un modo de existencia intelectualmente superior.





c) Aristóteles y los frutos del conocimiento: los tipos de saber (Gnoseología II).

1.               El saber denominado “Lógica”.

Tal y como nos ha llegado el pensamiento aristotélico, éste comienza con el estudio de lo que se llama hoy día ”lógica”. Para Aristóteles la lógica no es un saber más, sino el instrumento necesario para construir todos los demás saberes. Por eso, los tratados que versan sobre lógica reciben el nombre de “órganon”, palabra griega que significa instrumento. Este tipo de saber es un poco complicado. Ya lo veremos más adelante.

2.               El “resto” de todos los saberes.

Hay saberes que de suyo sólo se proponen el conocimiento o la mera contemplación del ser o la realidad (o la esencia de las cosas). O sea, hay saberes compuestos por conocimientos que sólo tratan de saber cómo es la realidad. Otros saberes tienen que ver con la acción humana y no con la mera contemplación de la realidad. Según esta distinción, el saber humano se divide entonces en dos grandes grupos: saberes teóricos o contemplativos, por un lado, y saberes prácticos o que tienen que ver con la acción humana, por otro.

A)   Los saberes teóricos: Aristóteles y los peripatéticos dividían los saberes contemplativos en tres grandes grupos, a los que llamaban respectivamente física, matemática y metafísica (este último saber se denomina en algunos lugares de la obra de Aristóteles "filosofía primera").

B)   Los saberes “prácticos”: como ya hemos visto, estos saberes tienen como objeto o “tienen que ver” fundamentalmente con los actos humanos. Estos saberes se clasifican en “saberes productivos (poiéticos)” y “saberes prácticos”.

·         Los saberes poiéticos: estos saberes son los que tienen que ver con la “póiesis” o la técnica de fabricación de objetos. Son saberes muy comunes, como pueden ser, por ejemplo, el saber o el arte (técnica/techné) del zapatero o del constructor de barcos o del hacedor de vasijas. Pero, no sólo tiene que ver este tipo de saber con las técnicas para la fabricación de artefactos materiales, sino también con técnicas más “teóricas” (por eso es un saber), técnicas del estilo de la retórica (que enseña a construir discursos persuasivos sobre cualquier asunto) o la técnica de escribir música  u otras técnicas por el estilo. Por esto no podemos traducir fácilmente al español la palabra griega "póiesis". Lo hacemos como “saber hacer”. Cuando una persona posee este tipo de saber, sus actos producen cosas que antes no existían y que perduran cuando su producción termina: unos zapatos, un barco, la persuasión o una partitura musical

·         Los saberes prácticos: este tipo de saberes no produce nada, ningún objeto (fuera de “algo” en el  sujeto o persona que realiza la acción) sino sólo, por decirlo de alguna manera, dentro del propio sujeto: es decir, lo que produce este tipo de saber es que mejora o lo empeora a quién lo tiene y lo realiza. Según Aristóteles los saberes prácticos o morales son fundamentalmente tres: la ética, la economía y la política.

Tipos de saber
Lógica
(Órganon)
Resto de saberes
Saber teórico
(Theoréin)
Saberes prácticos
Saber poiético
(Póiesis)
 
Saber moral
(Praxis)
Física
Alfarería
Ética
Matemáticas
Arquitectura
Economía
Metafísica
Medicina (etcétera)
Política

 

 
 
 
 

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